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Enseñar a nuestros hijos a comer de forma saludable es una de las herencias más valiosas que podemos dejarles. Más allá de asegurar su crecimiento físico, estamos construyendo su bienestar futuro, su energía para conquistar el mundo y una relación positiva con la comida. Si te has preguntado cómo puedes guiar a tus pequeños en este camino, este artículo te puede interesar.
 

¿Qué son los hábitos alimenticios y cómo se forman?

Un hábito alimenticio es el comportamiento que tenemos frente a la comida, adquirido por repetición hasta volverse espontáneo. No se trata de una imposición, sino de la forma natural y cotidiana en que un niño aprende a preferir y seleccionar ciertos alimentos, a respetar los momentos de comida y a escuchar las señales de su propio cuerpo.


Este aprendizaje sutil comienza mucho antes de lo que pensamos. Desde el vientre materno, el bebé degusta el líquido amniótico, teniendo sus primeras experiencias con los sabores de la dieta de mamá. Esta exposición continúa durante la lactancia y se refuerza cada día cuando te observa comer, huele los aromas de la cocina o participa en la mesa familiar. La infancia es, sin duda, la etapa dorada para crear estos hábitos, y la familia es fundamental en cada proceso.


¿Por qué son importantes los hábitos alimenticios en niños?

Inculcar buenos hábitos desde el principio es una inversión con retornos incalculables para su salud física y mental. Un niño bien nutrido no solo crece adecuadamente, sino que desarrolla todo su potencial.

 

•    Cómo crear un crecimiento saludable: Una dieta variada y equilibrada le proporciona todos los nutrientes (proteínas, vitaminas, minerales) que necesita para el correcto desarrollo de sus huesos, músculos y órganos.
•    Un sistema inmunitario fuerte: Una buena nutrición fortalece sus defensas, haciéndolos más resistentes a enfermedades e infecciones comunes.
•    Prevención de enfermedades a largo plazo: Establecer patrones saludables desde pequeños reduce el riesgo de desarrollar en el futuro condiciones como obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión y colesterol alto.
•    Energía para la vida: La comida es combustible. Una alimentación correcta les da la energía sostenida que necesitan para aprender en la escuela, jugar en el parque y explorar el mundo con curiosidad.
•    Bienestar emocional y cognitivo: Lo que comen afecta directamente a su cerebro. Una buena nutrición puede mejorar su estado de ánimo, su capacidad de concentración y su memoria.
 

Alimentación saludable para niños: ¿qué comer y qué limitar?

Alimentarse saludablemente significa comer una variedad de alimentos que garanticen el aporte de todos los nutrientes esenciales. La clave está en el equilibrio y la diversidad en el plato.


Frutas y verduras: ¡el color en el plato!

Están repletos de vitaminas, minerales y fibra. Anima a tu hijo a "comer todos los colores del mundo", incluyendo diferentes colores cada día. Esto no solo hace el plato más atractivo, sino que asegura una amplia gama de antioxidantes que protegen su cuerpo.


Proteínas: para crecer fuertes.

Son los ladrillos constructores del cuerpo. Indispensables para el crecimiento, la reparación de tejidos y la formación de músculos. Incluye en su dieta carnes magras, pollo, pescado, huevos, y no olvides las fuentes vegetales como las lentejas, los frijoles, los garbanzos y la quinoa.


Carbohidratos: energía para jugar y aprender.

Son la principal fuente de energía para el cerebro y los músculos. La clave es elegir carbohidratos complejos como la avena, el arroz integral, el pan integral y los tubérculos, que liberan energía de forma lenta y sostenida. Limita los carbohidratos simples (presentes en dulces, refrescos y bollería industrial), que provocan picos de azúcar y no aportan valor nutricional.


Hábitos alimenticios para bebés

La etapa de alimentación complementaria, a partir de los seis meses, es una oportunidad muy importante:


•    El inicio: A esta edad, los bebés ya pueden digerir otros alimentos y necesitan un aporte extra de nutrientes como el hierro y el zinc. Comienza con pequeñas cantidades (una o dos cucharaditas) de papillas de carne, pollo, frutas o verduras.
•    Paciencia y progresión: Introduce los alimentos de uno en uno, esperando unos días antes de añadir uno nuevo. Aumenta la cantidad y la variedad de forma paulatina, avanzando hacia la dieta familiar.
•    Rutinas y atención: Establece horarios regulares para sus comidas. Lávate las manos y las suyas antes de comer. Y lo más importante: evita distracciones como la televisión o los juguetes. La hora de comer es un momento de conexión y estímulo sensorial.


Consejos prácticos para fomentar hábitos alimenticios saludables.

Sabemos que la teoría puede ser abrumadora. Por eso, te compartimos estrategias realistas basadas en un principio fundamental: la división de responsabilidades.


Define tu rol y el suyo: 

Esta es la regla de oro. Tu trabajo como mamá o papá es decidir qué alimentos ofreces, cuándo y dónde se come. El trabajo de tu hijo es decidir cuánto come de lo que le has ofrecido, o incluso si come. Confiar en esta dinámica reduce las luchas de poder y enseña a los niños a autorregularse.


Sé el mejor ejemplo: 

Coman en familia siempre que sea posible. Haz de la comida un momento agradable y positivo. Si tus hijos ven que disfrutas de una ensalada, es más probable que sigan tu ejemplo.


Crea rutinas predecibles: 

Comer aproximadamente a la misma hora todos los días y siempre en la mesa (incluso los snacks) les da seguridad y ayuda a regular su apetito.


Evita la presión y los comentarios: 

Frases como "deja limpio tu plato" o presionar para que prueben algo nuevo suelen ser contraproducentes. La presión reduce la aceptación de nuevos alimentos. Confía en que, si ofreces opciones saludables, ellos comerán lo que necesitan a lo largo del día.


Maneja las emociones sin comida: 

Si notas que tu hijo come menos o en exceso por tristeza o ansiedad, enfócate en resolver la causa de esa emoción, no en la conducta alimentaria.


Haz que las opciones saludables sean las más fáciles: 

Ten a la mano snacks nutritivos y atractivos: barritas de queso, fruta fresca, zanahorias pequeñas con hummus, yogur natural. Si las opciones fáciles son las saludables, es más probable que las elijan.

 

Establecer hábitos alimenticios saludables es uno de los regalos más duraderos que puedes darles, sentando las bases para un futuro lleno de bienestar. Sabemos que este camino requiere paciencia, especialmente con los pequeños más selectivos. Mientras pones en práctica estos consejos, consulta siempre a tu pediatra para obtener una guía personalizada. Y si en este proceso de aprendizaje te preocupa que no estén cubriendo todas sus necesidades nutricionales, recuerda que PediaSure® puede ser un complemento ideal para darte tranquilidad y asegurar que reciban los nutrientes clave para su crecimiento y desarrollo.

Bibliografía:

1.    American Academy of Pediatrics (Academia Americana de Pediatría) www.aap.org

 

2.    Petri, H. L., Govern, J., M. (2006). Motivación teoría, investigación y aplicaciones. México. Ed. Thomson

 

3.    Alimentación saludable para los niños | Cigna

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