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Algunos papás, a veces sienten que la crianza es el trabajo más retador del mundo. Hay momentos, como un berrinche en pleno supermercado, en los que la paciencia se agota y no saben cómo manejar la situación. Si te has sentido así, no estás solo. La psicología infantil no ofrece fórmulas mágicas, pero sí nos puede darte herramientas increíblemente útiles para entender mejor a tus hijos y construir una relación más fuerte y armoniosa con ellos.


Entendiendo el temperamento de tu hijo: claves de la psicología infantil.

El primer paso para una crianza más serena es entender que cada niño es único. La psicología infantil nos habla del temperamento, que es la base biológica de la personalidad de tu hijo, esa tendencia natural a reaccionar de cierta manera ante el mundo. Algunos peques son más tranquilos y adaptables, mientras que otros son más intensos, sensibles o se frustran con facilidad.

 

Reconocer el temperamento de tu hijo no es ponerle una etiqueta, sino todo lo contrario: es obtener un mapa para guiarlo mejor. Si sabes que tu hijo es muy sensible, podrás anticipar situaciones que le generen estrés. Si es muy enérgico, entenderás su necesidad de movimiento. 

 

Aceptar su naturaleza, en lugar de luchar contra ella, es el acto de amor más grande y el que te permitirá encaminarlo sin necesidad de conflictos constantes, respetando su individualidad y ayudándole a gestionar sus tendencias innatas de una forma saludable.


Estrategias de psicología infantil para manejar situaciones difíciles:

Incluso con el niño más tranquilo, los momentos difíciles son inevitables. Son parte del crecimiento. La clave no es evitarlos, sino tener un plan de acción basado en la calma y la conexión.


Crear un ambiente de emociones neutras:

Este es uno de los consejos más poderosos. Un ambiente de emociones neutras significa que en casa todas las emociones son válidas (el enojo, la tristeza, la frustración), pero las reacciones de los adultos son calmadas. 

Si tu hijo está en medio de un berrinche y tú respondes con gritos, solo tendrás a dos personas fuera de control. Tu rol es ser el ancla, el puerto seguro. Valida su emoción con frases como: "Entiendo que estés muy enojado porque se acabó el tiempo de jugar". Esto no significa que cedes, sino que le demuestras que entiendes lo que siente, y desde esa conexión, es más fácil guiarlo.


Establecer lugares seguros para resolver conflictos:

Cuando las emociones están a flor de piel, no es momento de dar sermones. Es útil tener un lugar especial en casa, que no sea un rincón de castigo, sino un "espacio de calma". Puede ser un sillón cómodo o un rincón con cojines. La idea es que, cuando haya un conflicto, ambos puedan ir a ese lugar (juntos o por separado) para tranquilizarse. Una vez que la tormenta emocional ha pasado, ese espacio se convierte en el lugar neutral para platicar sobre lo que sucedió, entenderse y encontrar una solución.


Ser firme sin enojarse:

La firmeza y el enojo no son lo mismo. La firmeza se trata de mantener los límites claros y las consecuencias consistentes. El enojo es una pérdida de control emocional. Cuando le hablas a tu hijo con calma, pero con una decisión inamovible, el mensaje es mucho más poderoso. Si permites que tu hijo te lleve a su mismo estado de caos, la situación se vuelve una lucha de poder. Recuerda: tu calma es su mejor lección de autorregulación.

Herramientas de psicología infantil para una crianza positiva.

Más allá de manejar crisis, la psicología infantil nos da herramientas para construir día a día una base sólida de bienestar emocional y confianza.


Reemplaza el castigo con consecuencias lógicas:

La crianza moderna nos invita a cambiar la lógica del castigo. En lugar de castigar la conducta incorrecta, es mucho más efectivo establecer consecuencias lógicas y directas. El castigo suele ser arbitrario ("Porque te portaste mal, no ves la tele") y enseña miedo o resentimiento. Una consecuencia lógica está directamente relacionada con la falta y enseña responsabilidad. Por ejemplo:

 

•    Si tu hijo tiró los juguetes a propósito, la consecuencia es que tiene que recogerlos.
•    Si no quiso hacer la tarea en su momento, la consecuencia es que debe hacerla ahora, aunque eso signifique menos tiempo de juego.
•    Si le pegó a su hermano, la consecuencia es buscar una forma de reparar el daño (pedir una disculpa, hacerle un dibujo).

 

Este enfoque enseña a los niños que sus acciones tienen resultados directos, un aprendizaje vital para la vida.


Enséñale a conseguir lo que quiere de forma saludable.

Detrás de un berrinche, casi siempre hay un deseo no cumplido. Si tu hijo aprende que gritando y pataleando consigue lo que quiere, ¿por qué cambiaría? Tu labor es preguntarte: "¿Qué es lo que realmente quiere lograr con esta actitud?". Una vez que lo identifiques, puedes enseñarle formas más efectivas de pedirlo: "Veo que quieres esa galleta. En lugar de gritar, puedes decir: 'Mamá, ¿me puedes dar una galleta, por favor?'". 

 

Esto no significa que siempre obtendrá un "sí", pero le das herramientas de comunicación que le servirán toda la vida. Y recuerda, decir "no" con firmeza y cariño también es una herramienta de crianza fundamental.


Identifica y ayuda a manejar sus fuentes de estrés.

A veces, un "mal comportamiento" es simplemente la manifestación de un estrés que tu hijo no sabe cómo expresar. Las fuentes de estrés pueden ser muchas: problemas con amigos en la escuela, la llegada de un hermanito, sentirse presionado por las calificaciones o incluso el sobreconsumo de tecnología. Tómate el tiempo para observar y platicar. Pregúntale sobre su día, sobre sus amigos, sobre lo que le preocupa. Ayúdale a ponerle nombre a sus sentimientos y a buscar juntos una solución. A veces, solo necesitan saber que estás ahí para escucharlos sin juzgar.


Sé un modelo a seguir y comunícate con afecto.

Quizás la herramienta más importante de todas es ser el ejemplo que quieres ver. Los niños aprenden más de lo que somos que de lo que decimos. 


Recuerda que criar a un hijo requiere paciencia, amor y comprensión. Pon en práctica estos consejos de psicología infantil y no dudes en buscar apoyo si lo necesitas. En Abbott Contigo estamos para acompañarte en esta etapa.
 

Bibliografía:

 

American Academy of Pediatrics (Academia Americana de Pediatría) www.aap.org

 

Petri, H. L., Govern, J., M. (2006). Motivación teoría, investigación y aplicaciones. México. Ed. Thomson

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